Solía pensar que podía volver a confiar, abrirme a una persona y compartir mi vida con alguien. Pues me equivoqué. Esta vez fue la peor creo yo. Me culpo a mí misma únicamente por haber metido a mi vida alguien que supe mentía, sólo porque me sentía vacía y con su compañía creía sentirme nuevamente viva. Estaba muerta en vida. Sobrevivia por resistir. No vivía. Eso no era vida. Eso era represión en su máximo esplendor. Manipulación de esa que no tiene solución. Creía haber encontrado mi salvación. Es típico: toda persona que sufre de depresión se aferra a quien le brinda afecto por más mínimo que sea. Yo volví a cometer ese grave error. Me aferré a quien una vez me había olvidado y tratado como a una extraña. Me olvidé de mí y me enfoqué en él. Quise cuidarlo porque sabía que mas allá de todo también sufría incluso cuando nunca lo decía. Di todo lo mejor de mí e incluso más de lo que sabía que tenía para dar. Lo material, eso viene y va, pero el tiempo gastado ya sea por dinero o compañía, lo gasté. Me aferré como nunca jamás lo había hecho antes. Me olvidé de la mierda que me rodeaba e intentaba escapar. Eso no era vida, mierda. Que eso era basura. Eso era todo lo contrario a felicidad. Mis días eran oscuros y vacíos. Quién me iba a ayudar a sobrevivir? Nadie. Estaba sola. Siempre estuve sola. Desde niña aprendí a arreglarmelas sola en todo lo que tenia que hacer. Siempre supe salir adelante pero esa vez me quedé estancada. Mis trastornos no mejoraban y nadie entendía lo que me pasaba. Como no iba a aferrarme a la única persona que me brindó un abrazo cuando más lo necesité? Cómo no iba a querer de su compañía cuando me recordó todo lo que valía?
"No todo lo que brilla es oro", dice el dicho. Y es que es verdad. Nadie es bueno ni malo. Tenemos buenas y malas acciones simplemente... algunas más que otras, claro está. Y he aquí donde estamos hoy. Yo, encontrándome. Él? Volviendo a los viejos hábitos, personas, y empezando a olvidarse.
Quiero experimentar todo aquello a lo que siempre me negué por "moral". Me doy cuenta que la vida es putamente corta como para preocuparme por el qué diran. No se puede ser una persona adulta y sabia si en la juventud nunca se vivió un poco de locura y salvajismo. Quiero volar y sentir esa calma que solo ella me da. Esa sensación de tranquilidad que me deja paralizada y estando consciente soy la persona más pacífica que existe. Quiero probar bocado de aquél que me atrae, y si es una aquella también. Quiero explorar mis opciones porque necesito saber de qué me perdí durante mis años de oscuridad.
No me arrepiento de nada de lo que hice. Sólo espero que no se me reprochen cosas cuando ambos hicimos cosas por el otro, ya sean buenas o malas. Porque no hay necesidad de terminar las cosas mal. El ser humano es tan idiota. Pudiendo ser amable, siempre elije la hostilidad, el engaño y las mentiras. Ya no mas. Conmigo no cuenten para malas vibras.